Nostalgia, franquicias, placeres culpables y zonas de confort
Amigos, el verano se impone y es época de vacaciones por lo que hay menos tiempo para sentarse a escribir, así que los boletines van a ser más cortos, o al menos con menos secciones: un pequeño sermón y un breve comentario de lecturas, además no garantizo periodicidad. Sorry, not sorry.
El sermón
Hace ya algún tiempo, leí en redes que un comentarista especializado en cómic de los 80 había decidido no leer nada nuevo y centrarse en releer aquello que le fascinó de chaval. Todavía no entiendo muy bien el porqué pero me impresionó mucho leer eso, y me causó una profunda sensación de tristeza. Y me sorprende que me vuelva a pasar: ante alguna novedad que apela fundamentalmente a la nostalgia, lo recuerdo y regresa ese sentimiento. No sé cual es el motivo, supongo que no entiendo muy bien esa renuncia a dejarse sorprender por novedades.
Me resulta muy complicado conjugar esa sensación con mi firme convicción de no juzgar las lecturas de nadie.
Hay tantas razones para leer como lectores, se puede leer por simple pasatiempo, por recordar momentos felices, por placer estético, para aprender algo o intentar entender (un poco) este mundo, por estar con uno mismo… o por una combinación desequilibrada de todas ellas.
Entiendo la nostalgia como el intento de recuperar un tiempo pasado ya perdido o más bien como un intento de recuperar un pasado idealizado. A mí me da miedo cuando reeditan obras que me marcaron en la infancia. No logro realizar ese viaje al pasado, de hecho tiemblo ante la posibilidad de que descubra lo mediocre de la obra desde mis ojos actuales. La colección Fuera Borda es un buen ejemplo de ello: Los hombrecitos, por ejemplo, se me caen de las manos, aunque en su momento eran de mis cómics favoritos. En cambio un tebeo que me impresionó entonces por lo “adulto” como Tif y Tondu en Nueva York lo he vuelto a leer disfrutándolo mucho. Cada acercamiento a mis tebeos de la infancia es una sorpresa.
Reconozco que soy más lector de novela gráfica que de otra cosa (cero sorpresas) pero disfruto mucho con historietas de personajes de franquicias Marvel o DC con las que me he criado, tanto novedades como obras que he leído hace tiempo. Por un lado, creo que todos los grandes iconos del cómic lo son por algo, no es tan sencillo trascender y no es algo que se pueda conseguir sólo con potencia económica y marketing, tienen que ser personajes con algo intangible que los eleve, a veces son arquetipos otras se trata más bien del universo que han construido a lo largo del tiempo. En cualquier caso son perfectos artefactos pop en los que nos sentimos muy a gusto. Releyendo estos clásicos comprendemos los fundamentos del personaje y su mundo y descubrimos autores capitales, de talento excepcional (junto con material de derribo que me cuesta no leer por encima pasando las páginas distraído). Esos personajes acaban convirtiéndose en un lugar seguro y feliz, son territorios en los que bajamos las defensas y disfrutamos aunque a veces solo nos ofrezcan más de lo mismo, o precisamente por eso por ser territorio conocido, algo que disfrutar sin necesidad de pensar demasiado.
La vida es muy complicada y muchas veces solo queremos disfrutar de un momento de ocio pleno en el que evadirnos sin tener que hacernos preguntas, dejándonos llevar a un mundo que conocemos y amamos. Si esta no es una de las grandes maravillas que nos regala la lectura es que no he entendido casi nada. Esa capacidad de disfrute casi infantil, de refugiarnos fuera del espacio y el tiempo es mágica y para mi el cómic es uno de los medios que mejor me funciona para ello.
La lectura tiene que ser placer y, de la misma forma que en la vida disfrutamos visitando lugares nuevos y haciendo nuevas amistades también lo hacemos volviendo a quedar con nuestros amigos de siempre, haciendo los mismos chistes en los mismos lugares, no hay nada malo, al contrario, en seguir con lo mismo. Estos pequeños placeres, a veces tan caros de conseguir, contribuyen de manera fundamental a tener una vida plena..
Pero tampoco está mal de vez en cuando arriesgarse.
Si eres solo de superhéroes, de manga, de novela gráfica, si eres solo de algo, si lo disfrutas, si así consigues esos pequeños momentos de felicidad, qué alegría. Menudo privilegio…
Pero…
Pero arriésgate una vez, sal de tu zona de confort, saborea algo que no hayas comido nunca… en el peor de los casos no habrá heridos ni habrás perdido demasiado tiempo ni dinero. En el mejor… en el mejor habrás descubierto un pequeño tesoro, así que tocará seguir probando, de vez en cuando habrá que hacer otro intento, quien sabe.
Cuenta con nosotros para eso, algo encontraremos, dalo por seguro.
LECTURAS
Usagi Yojimbo: encrucijada: Acabo de leer el último Usagi y creo que representa ese lugar feliz del que he estado hablando. Llevo leyendo las aventuras de este conejo ronin desde hace más de 20 años y nunca defrauda. Pequeñas historias a veces más épicas otras más reposadas pero siempre con un exquisito respeto a la cultura japonesa y a la narración. Cada nuevo trabajo es más el reencuentro con viejos conocidos (Usagi y su extensísima galería de secundarios recurrentes) que cualquier otra cosa, una lectura que me deja siempre con un buenísimo sabor de boca.
Transformers: El nuevo trabajo de Daniel Warren Johnson creo que va a ser algo parecido a Usagi para muchos lectores, lamentablemente para mi es el primer tebeo de Transformers que leo. Por suerte oí poco antes el Podcast de Campamento Krypton dedicado a su universo y me enfrenté al tebeo con algunas claves claras. El tebeo es, como todos los de Warren Johnson superdinámico, épico, divertido y con momentos muy emotivos, es ideal para alguien que no haya leído nunca nada de Transformers y, por lo que he podido intuir, respeta perfectamente el lore y los personajes. En fin, un tebeo palomitero de robots gigantes transformables que cuando se lían a palos se hacen unas llaves de Wrestling que quítate de ahí el Último Guerrero. Diversión a porrillo, qué más queréis.
Y finalizamos con un poco de Novela gráfica, que no se diga: Los Evaporados, del autor franco japonés Isao Moutte: Un tebeo magníficamente dibujado que adapta una novela que explora el tema de los evaporados. En Japón cada año se desvanecen en torno a 80.000 personas (sí, lo he escrito bien). 80.000 personas que de un día para otro dejan su lugar de trabajo, familia, ciudad e inician otra vida, sin dar explicaciones. A veces tiene que ver con problemas familiares, laborales, deudas… otras veces es simple renuncia. Aquí seguimos a uno de estos evaporados en una obra tensa y sobria, con mucho fondo social en la que el retrato de la sociedad nipona es inmisericorde.
Off topic
Hablando de lugares felices y asumiendo mi condición de señoro he ido a ver Horizon: Una saga americana volumen 1, de Kevin Costner y qué queréis que os diga, que yo con las del oeste como con las de naves, me lo paso pipa. El señor Costner hace muy bien su trabajo y a pesar de ciertos problemillas de ritmo me lo he pasado pipa, Creo que solo para fans del género, pero si os mola id rápido al cine que no creo que dure…
Esto es todo por ahora, nos vemos por la librería